Escapada a mis raices, aquí y allí soy Nazarí

Soy de allí en alma y en sentir, saben vivir , el tiempo es un placer para dormir, comer y convivir; pero también soy de aquí aislada, fría y sesuda ... en común "castañuelas en ambos pueblos, mantones y aire Nazarí".

Cuidan lo que aman y aman lo que cuidan, todos a una, todos por todos; son alegres. Y luego está la parte cultural e histórica, fue y se siente que fue, en silencio pero dignamente la capital del mundo del siglo XVI.

Ojala! todos los cerebros pensantes mallorquines; entre los que me incluyo (soy plenamente mallorquina dentro de mi cerebro estructurado y arquitectónico), fuéramos capaces de amar a nuestra tierra tanto como los granadinos aman a la suya. Tantas raíces y tanto en común dentro de nuestra alma Nazarí y tan incapaces de conservar a nuestro nombre la "propiedad de...".

Si no es económicamente nuestro, no tiene valor, que equivocados estamos... Cuanto daños estamos haciendo a nuestra estimada y hermosa "Medina Mayurca", espero que alguna cabeza pensante con poder y mando visite mi alma y defienda mi mente.







 
Mallorca o Granada ?

Este verano Portugal "Obrigada"

Verano cultural/gastronómico:

Desde Lisboa a Oporto una distancia de 317 Km (3 horas), la misma cultura y la misma calidad gastronómica, pero dos mundos distintos, incluso los ciudadados que las habitan son genuinamente únicos.

Hermosas, muy económicas para el viajero, muy bonitas para los observadores. El pasado histórico conviviendo con la realidad de la Europa arrastrada y despeñada por el Euro; lo más interesante ...  la pasividad con que el pueblo ve pasar "la obstentosa realidad", sin que aparentemente parezca que les importe lo más mínimo.

Tienen una preciosidad  de patrimonio, pero no se dedican a negociar con él, les ayuda a sostenerse, pero no lo explotan con la avaricia y sobre-explotación de otros paises en su situación economía "euro fastidiada".

Lisboa muy cosmopolita, Oporto más galaico-portuguesa. Lisboa más grafiteada física y socialmente y de aspecto muy cercana a las Colonias,  y Oporto más cuidada y concienciada con su proximidad a Europa.

Ambas, disitintas y necesariamente obligadas a ser visitadas por todos los viajeros con alma y corazón. Hay que visitar Portugal, hay que sumergirse en sus calle y en sus pueblos y hay que disfrutar de la disparidad, explendor y calidad de todos lo placeres que nos ofrece, para el deleite de nuestros sentidos.

Hay que degustarla primero con el paladar,  y poco a poco se va sintiendo el resto de su Pan de oro, sus brillos, su luz, su color, sus calles. Fiel reflejo de esa mezcla de Manuelino, Gótico, Renacimiento y Barroco, de su exuberancia y su posterior decadencia, hay que resurgir en Portugal y placentarnos allí de lo que aquí ya no tenemos.